Hola. Te echaba de menos. Hacia tanto que no te sentía (o a mi así ahora me lo parece). De hecho creo que
nunca te había sentido tan de cerca, sintiendo tu cálido aliento en mi cuello y tu lengua traviesa subiendo a mi oreja (o a mi así ahora me lo parece). Pero ahora, vete. Déjame dormir. Lo
necesito. Son casi las 3 de la mañana. Sigo sonriendo como un idiota. Y
sigo temblando. No son horas. Ven mañana. Cuando quieras.
Preferiblemente cuando termine de trabajar. Pero prométeme que volverás...
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