Como tantas veces había hecho de niño (y no tan niño), volví a recorrer las calles y rincones de mi pueblo, donde pasaba largas temporadas. Todo estaba igual pero le faltaba la magia. La
incertidumbre. Los sueños. Sentí como si llegase tarde. Un escalofrío
recorrió mi cuerpo. Era un ataque del pasado. Victorias. Pérdidas. Amores.
Errores. Aciertos. Deseé volver atrás. Remendar, sonreír, estudiar y
vivir más.
-Papá, ¿Dónde estás?
Escuchar mi voz me devolvió a la realidad y me hizo comprender, de pronto, que nada cambiaria.
Lástima de errores...
-Papá, ¿Dónde estás?
Escuchar mi voz me devolvió a la realidad y me hizo comprender, de pronto, que nada cambiaria.
Lástima de errores...
dicen que de los errores se aprende,pero otras dejan un mal sabor de boca que dura toda la vida,sobre todo porque no podemos volver atrás
ResponderEliminarsoy tu hermana
ResponderEliminar