Ahora me toca a mi. ¡Vamos!
Pregúntame que es lo que tú me das, lo mejor que tengo yo de ti. ¡Vamos,
pregúntamelo! ¡Bueno no preguntes! Lo mejor de tí, es lo fácil que
haces que sea yo mismo, contigo puedo ser cómo yo quiero ser, puedo
decirte todos mis pensamientos, besarte cómo yo quiero besarte, puedo tocarte cómo a mi me apetece
tocarte, a ti puedo quererte cómo yo quiero quererte, y no sé si lo sabes o te apetece saberlo, pero ¡¿sabes también una cosa?! ¡Sí! ¡Mira! !¿Ves?! A ti puedo hacerte feliz.
!Sí! Sonríes cómo yo quiero ver que sonríes. Te hago feliz, y hace
mucho tiempo que tengo tantas ganas de hacer feliz a la gente..., pero especialmente a tí.
Desde luego, la persona a quien vaya dirigído ésto es como para que se sienta inmensamente orgullosa y halagada. Ojalá que esté capacitada para entenderte y corresponderte.
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