Amor para dar y recibir.
Bondad con los demás.
Cariño en todo lo que hacemos y hacia aquellos que nos encontramos a lo largo de la vida.
Dulzura en nuestros actos y palabras.
Esperanza en un futuro mejor, si no es para nosotros sí para nuestros hijos.
Fuerza para vivir cada día.
Ganas de comerse el mundo y no de que el mundo se nos coma.
Humildad para saber pedir perdón.
Ilusión de niño en cada proyecto que emprendamos.
Juegos entre amigos, porque seguimos siendo niños, a pesar de todo.
Kilos y kilos de sueños e ilusiones.
Llorar de vez en cuando.
Música que nos haga sentir bien o que nos traiga buenos recuerdos.
Nunca olvidar quienes somos.
Olvidar lo que nos ha hecho daño
Palabras amables siempre en nuestra boca.
Querernos a nosotros y a los demás, por cómo son, no por quién son.
Regar cada día el árbol de nuestros seres queridos para que siga creciendo.
Sorpresas que hagan que la vida no sea una rutina.
Tener siempre una sonrisa en la cara.
Unión con los que realmente aportan cosas buenas a nuestras vidas.
Vivir y no sobrevivir.
Wellcome en el felpudo de nuestra casa y de nuestro corazón.
Xenofobia fuera de nuestro vocabulario.
Yeso para tapar los agujeros que la vida ha hecho en nuestro corazón.
Zapatos cómodos para caminar hasta el futuro que nos aguarda.
Pilar Lachén http://vivirpensardecir.blogspot.com/