martes, 14 de febrero de 2012

PERO AQUÍ DENTRO DEL PECHO ESTOY BAJO CERO...


Fuimos cometas, lo fuimos todo mientras devorábamos la vida en cada tren, en cada estación. De mi casa a tu casa y tiro porque me toca. El mejor momento del día era tu sonrisa. Los domingos que nos tumbábamos a ver aviones, los lunes que corríamos por las calles. Buscando un gato tras cada esquina, agotando las ilusiones para crear otras nuevas. Lo fuimos todo. Viajando sin movernos de la cama, besándonos hasta perder la conciencia, acariciándonos los sueños despacito, por temor a romperlos. Y un día arriba y otro abajo, matándonos y amándonos a tiempo completo. Reconciliándonos en el suelo y discutiendo en la cama. Fuego. Agua. Y vuelta a empezar. Caminando de la mano por cientos de carreteras secundarias en las que yo imaginaba historias de héroes de fondo amargo. No me digas que te estabas volviendo gris, no me lo repitas más veces porque yo siempre te pinté de colores. Siempre. Y mientras tus lágrimas resbalaban por mi cuello y las mías por tu pelo comprendí que ya no eras capaz de ver el fondo de mis ojos. No sabías que necesito más amor que cualquiera. No sabías que te daría más amor que cualquiera. Ya no estabas allí. Te habías ido hacía mucho tiempo. Yo, caminaba sólo por las carreteras secundarias, yo, me perdía viendo aviones en el cielo, yo, cada día más gris. Yo, volvía a casa de la ciudad del viento en el tren de siempre pero sólo como nunca. El paisaje no me decía nada. No había ninguna señal. Ya no quedaba nada. El vaso no estaba ni medio lleno ni medio vacío, estaba roto en mil pedazos. 


"Se aferra el corazón a lo perdido.
Cantar es disparar contra el olvido. 
Vivir sin tí es dormir en la estación."
Joaquín Sabina


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