sábado, 4 de febrero de 2012

NIEVE, TODA LA QUE QUIERAS...

Lo que no sabía hasta este 3 de febrero, era que la nieve me daba suerte, que bailar bajo la nieve es aún mejor que bailar bajo la lluvia. Intentar atrapar los copos, mientras el tiempo se mece lentamente y parece que todo se vuelve bonito. Y va cubriendo los abrigos, las sonrisas, dibujando formas sobre los paraguas. La gente parece feliz tras la bufanda. 

No estamos muertos, recordamos que estamos más vivos que nunca. El frío siempre tiene ese efecto. Y nosotros, a casita, este 3 de febrero, nos mordíamos, nos rasgábamos, sabiendo que íbamos a rompernos. Pero eso era lo de menos, nevaba y estábamos juntos. A oscuras, desnudos, conociéndonos a tientas. Como si nunca hubiéramos estado tan cerca, y la nieve pudiera cambiarlo todo, como si aún hubiera esperanza. Lamiéndonos las heridas, y cenando pizza. Una de las cosas que más recuerdo y que siempre me hace sonreír somos nosotros dos, en cualquier ciudad desconocida, comiendo una pizza. Sirviéndonos acompañándola con unas cervezas. Sintiéndonos un matrimonio raro que sólo sabe comer pizza y contar historias de risa. 

Asomándonos a la terraza y tomando un helado en la azotea. Mientras seguimos contando historias que sólo entienden los tejados y las antenas. Pero hoy nevó, y sonreí por un instante, y te comí a besos, y cené esa pizza que siempre me recuerdan a ti. Y la nieve me da suerte, me lo dicen los libros, me lo dice el viento. Y yo quiero que nieve todos los días.




No hay comentarios:

Publicar un comentario