martes, 24 de enero de 2012

HEROES DEL PRESENTE

Encadenados al asfalto. Condenados irremediablemente a la cordura, a levantarnos los lunes con las ojeras tapándonos la sonrisa y acostarnos los viernes sin saber quienes somos. Queriendo gritar, llorar, arañarnos por dentro. Queriendo olvidar todo lo que nos hizo llegar hasta aquí, todo lo que perdimos por el camino. Estamos vacíos, somos cáscaras que encienden la televisión, se sientan en el coche, comen, y de vez en cuando sonríen porque es lo que hay que hacer. No hay derecho a la tristeza. No hay derecho a romperte en mil pedazos y terminar tirado por el suelo porque no hay nada que me ate a la vida. Y olvidamos los besos, por qué nos levantábamos cada mañana, como eran las tardes, las noches en la última fila del cine. Y seguimos colgados de las horas esperando que el tiempo termine de matarnos. Que un rayo nos fulmine y nos parta en dos. Y sonreír después, porque hay que hacerlo, porque no está permitida la tristeza. Queríamos volar y al final lo único que hacemos es luchar cada mañana por no morir en el intento de caminar por las calles. Sin sentido, sin un lugar al que ir. Tan solo caminar, tan solo respirar, e intentar no derrumbarnos. Y buscamos la respuesta en el viento, en el mar, en el horizonte que tan sólo nos invita a seguir caminando. A seguir adelante. Porque no hay mucho más que hacer, que colocarnos una sonrisa e intentar que pasen los días sin remedio. 

Con algo de esperanza, intentando despegar los pies del suelo.

[20]
Tierra. La despedida
siempre es una agonía.

Ayer nos despedimos.
Ayer agonizamos.
Tierra en medio.
Hoy morimos.


[21]
Por eso las estaciones
saben a muerte, y los puertos.
Por eso cuando partimos
se deshojan los pañuelos.

Cadáveres vivos somos
en el horizonte, lejos."

Miguel Hernández










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