viernes, 8 de junio de 2012

RATÓN PÉREZ

Hoy estamos de fiesta en casa: ¡ Ha venido el Ratoncito Pérez!.
 
Ayer por la noche hubo que dejar al gato con la puerta cerrada para que no lo asustara y así se pudiera llevar el diente y dejar alguna sorpresita. Nervios y más nervios y no poder dormir.
 
Todos en nuestra mente nos hemos imaginado cómo sería ese ratón que es capaz de traer desde una moneda hasta un cuento y a todos nos hubiera gustado ver su casa construida con los dientes que ha ido recogiendo por todo el mundo; y, por qué no, también nos hubiera gustado ser ese ratón capaz de, en una noche, recoger todos los dientes, como pequeños tesoros, y dejar cualquier pequeño detalle a cambio.
 
Luego nos hacemos mayores, y a algunos los ratones pasan a darles asco y pegan chillidos cuando ve alguno. ¿Ya no nos acordamos de la ilusión con que esperábamos al señor Pérez?.
 
Sería bonito poder dejar algo nuestro que ya no necesitamos y, a la mañana siguiente, encontrar una sorpresa maravillosa. Sería bonito no olvidar que alguien tuvo pequeños detalles con nosotros hace tiempo y ahora le damos de lado e incluso, si podemos, le damos hasta masacrarlo.
 
Dejamos marchar de nuestro lado a todos los Ratoncitos Pérez que han pasado por nuestra vida y, con ellos, se van muchas de nuestras ilusiones, poder dar y recibir, poder sentir ese cosquilleo en el estómago que dan las pequeñas sorpresas que alegran nuestra vida diaria, poder enseñar ese feo agujero en nuestra boca que es todo un símbolo de victoria.
Pequeñas cosas en un mundo de pequeños del que los adultos somos cómplices y no queremos que pierdan, pero que nosotros hemos perdido; pequeñas ilusiones como pequeño es el ratón.
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario