Recuerdo que cuando era más joven me llamaban "el tímido". Era frustrante e incapacitante.
Entonces no había una casa que mantener, un trabajo que cumplir y unos niños a los que educar.
Eran años de estudiar en "La Ciudad de los Muchachos", "La Paloma", de estar con los amigos, de salir de marcha, ir de conciertos al Rockola, bailar en las dicotecas, de no preocuparse por llegar a fin de mes,...
No
siento pena por hacerme mayor y cumplir años. Cómo a la mayoría de las
personas, me gustaría volver a esa edad, pero sabiendo lo que sé y con
la experiencia que da la vida:
Probablemente
volvería a los mismo lugares, los mismos estudios y con la misma gente
(cambiaría a algún profesor, eso sí); sabría distinguir entre amigos y
conocidos; saldría de marcha y mi cuerpo no me lo estaría recordando
durante una semana, y procuraría distribuirme la "paga" de mis padres de
otra manera,...
Pero, ¿todo lo
que ya he vivido?. No ha sido un camino de rosas, para nadie lo es, pero
acepto mi vida, con lo bueno y con lo malo.
Ahora
me faltan personas que vivieron mis años de juventud y fueron muy
importantes en mi vida, creo que las más importantes; pero existen
otras, que nunca ocuparán su lugar, pero podrán llenar el
vacío que dejaron.
Distingo entre conocidos y amigos, y a todos los aprecio (así me va), pero a los últimos por supuesto mucho más.
No me llama el salir de marcha, prefiero una buena tertulia con personas que puedan aportar algo a mi vida.
Y a fin de mes, todos llegamos, de una manera o de otra, por lo menos vivos.
NO
quiero volver a ser joven; quiero quedarme con la edad que tengo y
disfrutar de cada día. Doy gracias por la experiencia que me han dado
estos años: por lo que he aprendido, por la gente que he conocido, por
lo que he reído y llorado, por los que se han ido y los que han
llegado,.... Me niego a tener que volver a aprender todo de nuevo, a
recibir las bofetadas propias de la vida, a sufrir cuando alguien se va;
con una vez, es suficiente.
Lo
único que no ha cambiado en mi vida desde aquellos años, es que procuro
estar siempre con una sonrisa en la cara, quizá sea lo que sigue
manteniendo mi espíritu joven.
Lo que más ha cambiado en mi forma de ser es que ahora no soy tan "timido", soy más abierto, más comunicador, expreso mis sentimientos y no me averguenzo de ellos. Una gran victoria en la batalla de mi vida.
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