Mi vicio es sentir el contacto ajeno: una mano en el hombro, una palabra bonita, un gesto sincero, ....
Cualquier
motivo es bueno para sentir el contacto con otras personas; si hace
frío, se le da un abrazo; si está triste, le muestras una sonrisa. No
son cosas caras si les queremos poner un precio en metálico, pero para
algunos son cosas muy caras si no les salen del corazón.
Mi vicio me lleva a buscar cariño, a ser una
persona transparente y eso, a la larga, muchas veces se paga muy caro.
Pero siempre vuelve, siempre espero esa mano amiga o esa palabra.
Como creo que cada uno obtiene lo que da, me gusta tener siempre una
sonrisa en la cara, una palabra bonita, un gesto que haga que otros se
sientan bien, aunque uno no lo esté.
Quizá muchos piensan que son maduros, demasiado mayores para que
alguien, sin más ni más, les haga una caricia en la cara, les de un beso
de amistad o les diga algo bonito; para mí eso no es madurez, es no
dejar salir los sentimientos que todos llevamos dentro y que, de vez en
cuando, necesitamos que salgan.
Igual que reímos cara al público, podemos y debemos llorar y, cuando
menos lo esperemos, habrá una mano amiga que se posará sobre nuestro
hombro y nos dará la fuerza para que nuestras lágrimas se sequen.
Al igual que mi gato se sienta en mis piernas para que le acaricie y
después se va tan contento, yo también necesito esas caricias, las que
se ven y las que no.
Probablemente mi vicio, para algunos, sea una tontería, pero sé que para
muchos es una necesidad diaria y sé que no hay dinero en el mundo para
pagarlo, tan sólo intentar devolverlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario