miércoles, 9 de mayo de 2012

LA SOLEDAD

La soledad es un estado de ánimo, una forma de afrontar la vida y una necesidad para el espíritu. La soledad no es mala, cuando aprendes a compartir los mejores momentos contigo mismo, hace que sea mucho más sencillo aprender a valorar y compartir la felicidad con los demás. 

En soledad aprendes a escuchar tus pensamientos y sobre todo, a entenderlos. Puedes estar simplemente por estar, no necesitas sonreír si no te apetece y no pierdes de vista el presente porque te vuelves mucho más consciente del pasado. 

Nos educan enseñándonos a compartir y a respetar a los demás, pero no nos enseñan a respetar nuestro espacio en soledad. Los que siempre hemos sido más contemplativos o hemos basado nuestro vida en conocernos más a nosotros mismos, en entendernos y amarnos, sabemos que los momentos en soledad son pocos y al ser pocos, son valiosos y necesarios. El silencio, la quietud y los recuerdos son buenos compañeros de viaje. 

Estar en soledad no quiere decir sentirse solo, son estados diferentes, porque te puedes sentir solo y en cambio estar siempre rodeado de gente. Sentirse solo, suele ir acompañado de tristeza e incluso puede llegar a desesperar y a provocar situaciones de ansiedad. Pero vivir en soledad conlleva un encuentro con lo espiritual. 

En según que momentos, no resulta difícil envolverte en celofán para conseguir el punto de soledad necesario. Digo celofán porque es un papel transparente de colores, que aunque no deja pasar con claridad lo que hay al otro lado, no te hace perder la verdadera visión de la realidad. Leer una libro, escuchar música, ver una película e incluso mirar las estrellas son actos más satisfactorios cuando consigues aislarte del resto del mundo. 

Escribir, mirar fotografías antiguas, coser, recortar o pintar un cuadro, pueden conllevar consigo un punto de concentración que hace que te desconectes de tu entorno. Relajarse de los nervios y el estrés diario, pasar por una sesión de masaje, escuchar música e incluso pasearte por Internet, son cosas que hacemos en soledad y que al mismo tiempo nos aportar satisfacción. Realmente, hacemos muchas cosas en soledad durante las horas del día, pero lo hacemos sin plena consciencia y por tanto no disfrutamos de estos momentos, que en ocasiones cuando no los tenemos, los añoramos.

No pasa nada por vivir en soledad, si es esta nuestra elección, pero sí es triste para aquellas personas que sintiéndose solas, no son capaces de tomar el camino para adaptar este sentimiento a una soledad controlada y rica en experiencias.

En soledad puedes dejar de respirar y el mundo se para, en soledad puedes escuchar tu respiración y ver el interior de tu estómago. En soledad puedes degustar el placer sin empacharte.


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