Soy un ciudadano de a pie. Una persona normal y corriente de las que nos podemos encontrar en las calles de nuestras ciudades o pueblos. Me siento privilegiado por tener un trabajo, es un trabajo autónomo, algo casi milagroso en los tiempos que corren, pero es un trabajo. Tuve que abandonar un puesto de funcionario de carrera que era mi vocación, mi culminación profesional y personal, que empezó siendo el logro más grande de mi vida profesional, y acabó siendo el peor de los infiernos, y encima con el silencio cómplice de la mayoría de los compañeros; y que cambió mi vida completamente.
Ya habréis notado que no hablo nunca de política, ni de mis ideas sobre todo lo que diariamente acontece a nuestro país, y sobre todo lo que esto afecta a todas las personas que lo conformamos.
Por primera vez y, en lenguaje coloquial, me voy a mojar.
Estoy cansado de tanta hipocresía, de tanta mentira, de tanto tomarnos el pelo.
Un
señor, cuya fortuna está colocada en el número 134 de las mayores del
mundo, dice "lo siento" y ya todos tenemos que estar de acuerdo y
agachar las orejas y seguir manteniendo a una familia, si es que se le
puede llamar familia ya que cada uno va por su lado, que a mí no me
representa como español.
Esos señores que pregonan en sus campañas electorales la solución a todos los problemas (los nuestros, porque ellos parece ser que no tienen a la hora de vivir el día a día), tampoco hacen que me sienta representado más allá de los pirineos o de los mares que nos circundan.
Prefiero ver a los jugadores de las selección de fútbol, a Rafael Nadal, a Fernando Alonso y a otros grandes deportistas enarbolando la bandera de mi país y escuchando con lágrimas en los ojos nuestro himno. Prefiero escuchar a cantantes como Serrat, Sabina, Plácido Domingo, etc, entonando sus canciones y recordando sus orígenes en este país, el suyo y el mío. Prefiero a los científicos que han tenido que marchar al extranjero, y siguen añorando su patria, y ahí donde están trabajando para hacer un bien a la humanidad, siguen recordando su tierra, esa que nosotros pisamos todos los días y a ellos les queda tan lejos. Prefiero a los grandes escritores, a los pensadores.
No entiendo nada de política (de la actual política, y eso lo digo porque suelo releer a menudo a Platón, Aristóteles, Demóstenes...) y, sinceramente ha llegado un momento en que tampoco me interesa, porque vivo en un país en el que la corrupción está a la orden del día. Porque los de "arriba" pueden hacer lo que les pase por sus honorables partes sin que nadie diga nada y, los que estamos "abajo" protestamos, pero con cuidado, no sea que nos imputen por insultos a alguien y terminemos entre rejas o pagando una multa que nos sirve para vivir o, mejor dicho, para sobrevivir.
Me canso de políticos que prometen y nunca cumplen, porque con los años que tengo, he oído ya demasiadas promesas que nunca se han llevado a cabo, pero eso sí, ellos tienen sus bolsillos bien llenos y no sacan el papel para hacer cuentas e intentar llegar a fin de mes.
Seguimos viviendo en el país de la dedocracia en vez de la meritocracia, y no tengo que alejarme de mi ciudad para dar fe de ello. Tengo un dicho: "que jodido es ser de Algete y tener memoria"; (esto se podría aplicar a cualquier pueblo o ciudad), pues yo la tengo y podría hablar de los que representan a mi ex-ciudad y a mi ex-comunidad, (he tenido que abandonar recuerdos, vivencias y relaciones de más de 25 años de mi vida), pero ya he sufrido las consecuencias de haberlo hecho y no quiero volver a pasar por eso.
Me siento español, me siento Andaluz y Madrileño, pero porque amo estas tierras, porque amo este pais, sus gentes, sus contrastes; porque confío en la justicia (la verdad no mucho, pero no me queda otra) y en su independencia (en no pocas ocasiones más que cuestionable) y porque como reza otro dicho "a cada cerdo le llega su San Martín".
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