miércoles, 13 de junio de 2012

UN ARTE OCULTO

Durante mucho tiempo he creído que el arte más difícil de todos era la música; me maravillaba que con tan sólo siete notas se pudieran llegar a crear composiciones tan fantásticas que, unas veces te alegran y otras te hacen soltar alguna que otra lágrima.
 
A medida que pasa el tiempo mis sentimientos han ido cambiando y, en el restringido mundo de las artes, creo que falta una y que, desde mi punto de vista, es la más esencial: el arte de escuchar.
 
odos tenemos la necesidad de que nos escuchen, de poder decir aquello que pensamos o que sentimos sin esperar nada a cambio, sin respuestas, tan sólo tener cerca esa persona que es capaz de estar atenta a aquello que le decimos y, en sus ojos, vemos que realmente nos oye y nos escucha..
 
Hay veces en la vida en que te das cuenta que las personas tienen las orejas simplemente para llevar pendientes, para sujetar las gafas y, en los casos más extremos, para separar la cabeza; pero llega un día, en que sin darte cuenta, encuentras a una persona que realmente tiene las orejas para escuchar y, lo que es mejor, para escucharte.
 
No hay nada más digno de agradecimiento en este mundo que poder expresarte y que alguien te escuche, pero para ello debemos ser los primeros en escuchar y eso no lo enseñan en ningún sitio.
 
Vivimos en el mundo del yo y sabemos conjugar muy bien los verbos: yo digo, yo me quejo, yo protesto, yo pido,... pero ¿dónde está yo escucho?, seguramente perdido en alguna parte de nuestro cerebro.
 
Como personas deberíamos buscar la licenciatura en el arte de escuchar y, al final de nuestra vida, poder decir que la hemos conseguido; no es tan difícil, todos lo llevamos dentro, simplemente tiene que salir al exterior y dejar de oír para comenzar a escuchar.
 
 

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