jueves, 14 de junio de 2012

ECHAR DE MENOS

Cuando me explicaron que era echar de menos algo, me mintieron.

No es echar de menos querer verte, tampoco es querer que estes aquí.
 
Echar de menos es la necesidad de saber que me miras igual, que me quieres igual, que no has cambiado nada, que lejos o cerca te ríes de la misma manera, que sonríes de la misma manera cuando me ves y sabes que te estoy mirando, que te enfadas y te desesperas igual.

Echar de menos es saber que no ha cambiado nada, que cuando vuelve cada día todo es igual como si no hubiera pasado el tiempo.

Que seguiré teniendo los pelos de punta cuando me abrazabas por la espalda, que te reirás aunque siempre cuente los mismos chistes, que te abrazaba aunque el calor sea asfixiante.

Se sabe que echas de menos de repente, a tu cuerpo le falta algo, algo que no sabes que es pero que necesitas, se te queda dentro como si tuvieses una piedra en el zapato, está dentro y quieres que salga.

Creo que necesitaba tantas palabras para decir que sí, que te echo de menos aunque estás, que viene el verano  y que quiero que el tiempo pase rápido y lento a la vez.
 
Cómo te echo de menos... 


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