Lo mejor de recordar es que puedes regresar del recuerdo cuando lo desees, nadie te puede robar o impedir eso.
Quizá lo que más me impacta es que, siempre que vuelves a él… el recuerdo es diferente.
Y si el recuerdo es diferente, uno lo acaba siendo también, porque ahí están tus raíces, y si tus raíces cambian, también cambiará tu tronco”
Es algo que vas aprendiendo con el pasar del tiempo, los recuerdos mutan. Puede
ocurrir que un recuerdo desagradable o insípido, se dulcifique
con el paso del tiempo, o que por el contrario, algún momento o persona
que en su día adoramos, vaya diluyendo su halo mágico con el fluir de
los años.
Y un día te sorprendes, porque ya no te ofende lo que hace años te ofendía. Añoras
tus días de colegio, aunque de niño los odiabas y no soportas aquel
cantante con que tu hermana llenaba de poster su cuarto adolescente.
Del mismo
modo, descubres que aquella persona que tanto amaste no merecía tus lágrimas, y en cada visita a su recuerdo, hayas fallos
nuevos que entonces no supiste descifrar.
Pues si, los recuerdos a veces mutan, y cuando ellos cambian, nosotros también.
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