Si fuera pájaro cantaría todas las mañanas al nuevo día que nace.
Si fuera pez haría burbujas que llegaran hasta la superficie.
Si fuera oso me rascaría la espalda en el árbol más grande que encontrara.
Si fuera vaca me tumbaría en los verdes pastos de mi amada Asturias.
Si fuera gato me enroscaría en un sofá a dormir y soñar.
Si fuera ardilla jugaría a saltar de árbol en árbol y no tocar el suelo.
Si fuera sapo daría saltos para alejarme de aquellos que quisieran besarme y convertirme en persona.
Si fuera búho contemplaría la luna y las estrellas todas las noches de mi vida.
Si fuera mosca intentaría huir de los que quieren matarme pero seguiría molestándoles.
Si fuera jirafa estiraría más el cuello para llegar a tocar una nube.
Si fuera hormiga recogería migas de pan del suelo para compartir.
Podría
seguir y seguir, pero desgraciadamente soy persona y no puedo cantarle
todas las mañanas al nuevo día porque viene cargado de problemas; no
puedo hacer burbujas porque seguro que viene alguien y las explota; no
puedo estar rascándome la espalda o tirado en un prado porque tengo que trabajar y pagar y pagar; no puedo dormir en un sofá porque los
problemas no dejan conciliar el sueño y si duermo tengo pesadillas; no
puedo dar saltos de árbol en árbol porque los hemos quemado; no puedo
huir de los que quieren acabar conmigo porque todos estamos controlados;
no puedo ver la luna y las estrellas porque la contaminación me las
tapa; no puedo tocar una nube porque me tratarán de loco; no puedo
coger migas de pan del suelo porque alguien más hambriento que yo ya lo
ha hecho.
Dichosos animales que
sólo tienen que ser lo que son: animales. Pobres personas que tenemos
que ser tantas y tantas cosas y no sabemos disfrutar de ser simplemente
eso: personas.
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