viernes, 16 de agosto de 2013

EL GUSTO DE VIVIR

Por Tomas Moro



Felices los que saben reírse de sí mismos,
 porque nunca terminarán de divertirse.
 Felices los que saben distinguir una montaña de una piedra,
 porque evitarán muchos inconvenientes.
 Felices los que saben descansar y dormir sin buscar excusas
 porque llegarán a ser sabios.
 Felices los que saben escuchar y callar,
 porque todos los días aprenderán cosas nuevas.
 Felices los que son suficientemente inteligentes, como para no tomarse en serio,
 porque serán apreciados por quienes los rodean.
 Felices los que están atentos a las necesidades de los demás, sin sentirse indispensables,
 porque serán permanentemente fuente de alegría.
 Felices los que saben mirar seriamente las pequeñas cosas y tranquilamente las cosas importantes,
 porque llegarán lejos en esta vida.
 Felices los que saben apreciar una sonrisa y olvidar un desaire,
 porque su camino estará lleno de sol.
 Felices los que piensan antes de actuar y rezan antes de pensar,
 porque no se turbarán por lo imprevisible.
 Felices ustedes si saben callar y ojalá sonreír cuando se les quita la palabra, se los contradice o cuando les pisan los pies,
 porque el Evangelio comienza a penetrar en su corazón.
 Felices ustedes si son capaces de interpretar siempre con benevolencia las actitudes de los demás aún cuando las apariencias sean contrarias.
 serán tomados por ingenuos, pero es el precio justo de la caridad.
 Felices sobretodo, ustedes, si saben reconocer al Señor en todos los que encuentran
 entonces habrán hallado la paz y la verdadera sabiduría.



Thomas More, conocido por la castellanización de su nombre como Tomás Moro, fue un pensador, teólogo, político, humanista y escritor inglés, que fue además poeta, traductor, Lord Canciller de Enrique VIII, profesor de leyes, juez de negocios civiles y abogado. En 1535 fue enjuiciado por orden del rey Enrique VIII, acusado de alta traición por no prestar el juramento antipapista y oponerse al divorcio con la reina Catalina de Aragón.  Fue declarado culpable y recibió condena de muerte. Permaneció en prisión en la Torre de Londres hasta ser decapitado el 6 de julio de ese mismo año. Moro fue beatificado en 1886 y canonizado en 1935, por la Iglesia Católica, quien lo considera un santo y mártir. 

 

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