ME ENCONTRÉ!!!
Como
tantas veces había hecho de niño, conté hasta diez. Me destapé los ojos
y comenzé a buscar por todos los rincones de la casa. Primero el
sótano, después el salón y más tarde la cocina. Por último, el cuarto de
baño. Ahí estaba, justo en frente de mi. Antes de que pudiera escaparse grité
“te encontré”. Pero no había nadie, además de mi, en aquel baño. Tan
sólo mi propia imagen, reflejada en el viejo espejo que descansaba
cubierto de polvo sobre el lavabo. De pronto comprendí que el juego
había terminado, había encontrado lo que tanto tiempo había estado
buscando...
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