Compartí con amigos la nochevieja y se me olvidó hacer propósitos para el nuevo año. Y con el año nuevo llegaron los 47. Nos sentimos en una noria que no hacía otra cosa que dar vueltas. Mi mesa y mi estantería se llenaron de papeles y mi vida continuaba plagada de cánticos en martes y en jueves.
Dejé pasar los trenes y aprendí a acostumbrarme a la rutina. Compartí pensamientos, opiniones y sensaciones. Me mudé de casa, de Ciudad, de Comunidad, pero no tan lejos como para romper todos los lazos que me unen a mi anterior vida...
Quise apuntarme a un voluntariado pero dicen que si no se busca tampoco se encuentra. Descubrí una mascota (Rufo) y una sensación. Y quise sentirme así siempre. No paré de leer ni dejé de estudiar, de investigar, de innovar, de pensar... Creí que nunca había dejado de tener quince años.
Aprendí el valor que tienen los abrazos e intenté hacer rebotar las piedras en el agua. Lloré de risa mojito en mano. Paseé. Me olvidé de mirar la fecha de caducidad del bote. Odié un número. Y rabiaba y sonreía a partes iguales.
Seguí quejándome de vez en mes, avanzando hacia delante y retrocediendo para atrás. Mil y un planes. Y seguí teniendo muchas ganas.
Cumplí años y lo celebramos con paella y acento andaluz. Laura comprendió mi nervio y con el suyo supo dar lo mejor de sí. Experimenté el paso de la risa al llanto del estrés. Sonreimos con planes a sabiendas de que nunca verían la luz. Me sentí lejos aún estando a una tecla. A una estación. Y descubrí que echaba de menos a un amigo.
Me aficioné al sol y a la piscina. Hicimos unas cuantas barbacoas. No fuimos a Asturias y eso hizo aumentar la melancolía por su tierra y por sus gentes. Descubrimos a Natalia y su tierna timidez y a Aida y su pizpireta sonrisa y forma de ser.
Laurita bad girl se alejó un poco de mi vida, pero seguimos manteniendo hilos que nos unen muy fuerte. Fue una enorme alegria volver a tener relación con María y Daniel, relación que espero crezca fuerte y vigorosa, ya que hay profundas y sanas raices que puedes hacerla crecer.
Me aficioné al Facebook y recuperé relaciones que nunca debí perder pero que me traen a la vez sentimientos de alegría y nostalgia, gracias Inés, Margarita, Aurora, Lula, Carlos, Enrique, Amalia, Ana, Ángel, Carmen, Chary, Elena, Guadalupe, Herminio, Fran, Laura, Manolo, Irene, Jesús, José, Luisi, María, y decenas más de amigos y amigas (perdonarme mi fragil memoria pero todos estáis en mi corazón).
Nos quedamos sin vacaciones y organizamos una cena Ibizenca y mamá se nos fué a Rusia.
Creé mi propio Blog, como válvula de escape para dar rienda suelta a todo lo que durante muchos años estaba escondido bajo siete llaves, como una forma de desnudarme, aunque con mucho pudor.
Dijeron que para que llegase tenía que dejar ir y así Tengo a una chica como las que salen en las pelis. Con las que sí es sí y no es no y no me deja decir gracias sino más veces. Probé las pastillas azules, las verdes, las moradas, las marrones, y probé la amargura de una caida profunda. Subimos a las alturas, le cogimos miedo a las estaciones, estiramos los días y las noches. Nos contamos nuestras ilusiones y nos fuimos descubriendo cada día. Y nos dimos un beso en mitad del gentío.
Quedé con Irene después de casi cinco años. Así somos. Y no había cambiado nada.
Me llamaron empalagoso dos personas en un dia y descubrí que había dejado de ser un gato. Saltando de plan en plan y cada finde nueva historia. Luché, Superé y avanzé. Y avanzando poco a poco y resistiendo mucho a mucho, sigo.
Maribel volvió a casa por navidad. Compartimos leche frita y fuí feliz descubriendo a Rufo. Un regalo adelantado, un album por llenar y así llegamos al final...
Gracias 2011.
Por lo bueno y por lo no tan bueno...
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