miércoles, 5 de junio de 2013

NO VOY A RENUNCIAR... (I won’t give up)



Dedicado a una gran amiga que en estos días lo está pasando un poco mal… todo el cariño del mundo (y muchos mimos) desde aquí!!

(se abre paréntesis)


Y es que tras hablar con esa amiga, me hace pensar sobre una pregunta que en varias ocasiones me han echo: “Adolfo, ¿tú cómo haces para ser tan fuerte?”. Lo que no saben es que en realidad de fuerte no tengo un pelo, de hecho todavía tengo que llevar siempre encima medicación antiestrés y mirar hacía otro lado cada vez que noto la mirada de alguien, o que sigo bajando la mirada cuando simplemente voy paseando por la calle.

Mi respuesta, literalmente, ha sido: “porque me siento tan afortunado por toda la suerte que tengo, que hay muy poquitas cosas que dejo que me afecten. Al final el cómo te afectan las cosas es una elección, puedes elegir que te afecten o que no. Hay días que no me levantaría de la cama por a o por b, pero me acuerdo de lo afortunado que soy y de la gente que hay por ahí que realmente lo pasa mal, y cuando te pones a valorar te das cuenta que tus problemas no son problemas de verdad.”

Y ahora que ha pasado un rato de la conversación con mi amiga y me pongo a valorarlo en frío, me doy cuenta de que de fuerte más bien poco y que estoy tan muerto de miedo como la mayoría. Que la palabra “crisis” ya me sale hasta por las orejas, que estoy tan hasta las narices de oir hablar de la prima de riesgo, de independentismos y de deficit público, que hay días que ni me molesto en encender la tele por si aparece el telediario y me amarga el día, que tengo un miedo atroz a que las cosas puedan ir realmente a peor y pueda afectar a mi trabajo. Que el tiempo pasa increiblemente deprisa y yo ya no soy un niño. Que mi vida ya cumplidos hace tiempo los 40 no tiene nada que ver con lo que imaginé que sería al cumplir los 20, que la chica perfecta ha aparecido, pero no tengo a mi lado a mis hijos...

Y a pesar de todo eso… creo firmemente en cada palabra que le he dicho y es que, puede que a veces se me olvide o que no lo valore, pero soy jodida y fabulosamente afortunado (y apostaría un riñon a que si te paras a pensar en todas las cosas buenas tú también lo eres). Por eso cada mañana cuando me despierto elijo levantarme con una sonrisa, disfrutar el día todo lo que pueda y hacer la vida un poco más agradable a los que tengo a mi alrededor. La felicidad, no es algo a lo que aspiro cuando cumpla todas mis metas, es una elección que tomo cada día, y al menos a mi, me funciona.

Lo que me recuerda y viene al hilo de… “Comienza tu día con una sonrisa, verás lo divertido que es ir por ahí desentonando con todo el mundo”. Pues eso, aplícate el cuento!!

Fuerza y enterza bajo el manto de una sonrisa...

(se cierra paréntesis)

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