Para cambiar las formas de hacer, antes hay que cambiar las formas de pensar
jueves, 7 de febrero de 2013
PERDÓN...
PERDÓN……perdón por invadir vuestra privacidad. No, por favor no me eliminéis, no me arrojéis a la papelera de reciclaje sin haberme leído antes; mi correo no contiene ningún virus. Sólo contiene la intención desesperada de un hombre triste, de un alma en pena que ha soportado ya 7 años alejado de lo que más amó un día. Un hombre que está en el ADN de las personas en que te os habéis convertido. Quiero que este correo sea la oportunidad para todos, de conocernos un poquito (sólo lo que vosotros queráis). Para mi sería la oportunidad de llegar aunque sea levemente a vosotros, de suplicar vuestro perdón y rogar vuestra comprensión, de pretender justificar mi ausencia de vuestra vida, que sin esta ausencia tu madre no tendría la felicidad que ha disfrutado desde mi alejamiento, que sin ella tal vez no seríais lo que sois hoy en día, que sin dicha ausencia no tendrías la oportunidad de tener al abnegado hombre que os crió, al que reemplazó al cobarde ausente de vuestra vida, según vuestro creer .
Y para vosotros, quiero que esta carta sea la oportunidad de comprobar si en algún rincón de vuestro corazón habrá un poco de piedad para mí, que me puedas regalar como una migaja…. que al que está hambriento de ternura sería como un verdadero banquete. Una oportunidad para deciros que estoy bien, que yo también con el pasar de los años, logré al fin rehacer mi vida, que tengo una hermosa familia que me ama y yo a ellos. Deciros que en este tiempo aunque me vine abajo, sigo luchando por seguir a flote; mi salud es buena, no me falta nada básico de lo material. Deciros que no soy una mala persona, es más yo diría todo lo contrario, capaz de amar y expresar muchos valores, capaz de ser feliz por todo lo que Dios me ha dado y capaz de sufrir y añorar por lo que he perdido.
Hijos míos, soy vuestro padre, al que un día en la inmadurez de vuestros años y en la razón que os otorgaba vuestro saber, le dijisteis que os era muy difícil llamarle papá, que era mejor para vosotros no verme más. Yo no sería una persona madura si no os comprendiera por ello, y nunca os amé menos, pero fue la razón de mi largo silencio, también fue por no entorpecer ni poner problemas en vuestra joven vida ni en la de tu madre, que nunca quiso mi sombra sobre vuestras vidas...... y tan práctica ella, me pidió ese renuncio…. como si nada. He ahí el verdadero motivo que me llevó a deambular huérfano de mi familia; ahí os perdí a vosotros, a vuestra madre la había perdido antes.
Hijos: En la vida todos tenemos un perdón por recibir y un perdón por otorgar. Yo no tengo nada que perdonaros, pero sí mucho perdón que imploraros.
Hijos míos no os canso más, porque ya el sólo hecho de recibir esta carta ya es traumático para vosotros. Por favor no me asestéis el golpe de gracia. Si me aceptáis en vuestra vida, os prometo que mi presencia e influencia serían tan tenues como el aleteo de una mariposa, como la mirada de quien no ve, y con sólo el leve murmullo que provoca el silencio de la ausencia que nos separa desde hace tanto…. tanto tiempo.
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