Un fotógrafo que hacía la cobertura de una intervención quirúrgica para
corregir un problema en el interior de un útero materno, un feto de
apenas 21 semanas de gestación, una auténtica proeza médica, nunca
imaginó que su cámara fotográfica registraría, tal vez, el más elocuente
grito en favor de la vida conocido hasta ahora.
Mientras Paul Harris realizaba la cobertura en la Universidad de
Vanderbilt, en Nashville, Tennessee, Estados Unidos, de la que se
consideró una buena noticia en el desarrollo de éste tipo de cirugías,
captó el momento en que el bebé sacó su mano pequeñita del interior del
útero de la madre, tratando de tomar uno de los dedos del médico que lo
operaba.
La pequeña mano que conmovió al mundo, pertenece a Samuel Alexander, (el día de la foto él tenía apenas 5 meses de gestación).
Cuando pensamos bien esto, la fotografía es más que elocuente.
La vida del bebé estaba, literalmente pendiendo de un hilo. Los
especialistas sabían que no conseguirían mantenerlo vivo fuera del útero
materno y que deberían tratarlo dentro, corrigiendo la anomalía fatal y
volver a cerrar el útero para que el bebé continuase con su crecimiento
normalmente.
Por todo eso, la imagen fue considerada como una de las fotografías
médicas más importantes de los últimos tiempos y el recuerdo de una de
las operaciones más extraordinarias registradas en el mundo.
Sencillamente… impresionante
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