EL JUGUETE MÁS VALIOSO
Siendo niño tuve la suerte de descubrir que el
juguete más valioso era mi imaginación, que no precisaba
de pilas ni de baterías. Algo que podían llevarme conmigo a cualquier
parte, en cualquier momento y durante todo el tiempo que quisiera, pues
la imaginación es una fuente inagotable con un sinfín de posibilidades. Aún siendo ya mayor, intento seguir utilizando mi mejor juguete.
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