SIN MIEDO
Sin miedo, o mejor dicho, perdiéndole el miedo al miedo, aceptándolo
como compañero de viaje, y entendiendo que sin él ningún avance seria
posible. A veces le digo, mientras le hago un hueco en la
almohada:
-“Ven aquí miedo mío, vamos a dormir esta noche tu y
yo juntitos. Todo esto acojona, cierto, pero cada día avanzo un paso
hacia delante. Antes creía que avanzaba “a pesar tuyo”, y ahora tengo
claro que si lo hago, es “gracias a ti”. Duérmete miedo mío, y
muéstrame en sueños todo lo que haremos si las cosas se tuercen.”
Y es así voy perdiendo el miedo… a tener miedo.
Muy bueno. Enhorabuena. Saludos.
ResponderEliminar